Treinta mujeres participan en el primer curso de operarias del B-Kanpus

Una iniciativa dirigida a fomentar la integración en la industria y derribar estereotipos.

El 4% de los operarios de la planta son mujeres. La radiografía es fácilmente aplicable a otras fábricas vizcaínas, porque la industria sigue siendo un sector fuertemente masculinizado. Eustat eleva hasta cerca del 20% el número de féminas que trabajan en dicho ámbito, pero hay que tener en cuenta que muchas de ellas no están en la cadena de producción.

La marroquí Awatif Elghoubach, la bilbaína Jaione Pino y la barakaldesa Ana podrían elevar en unos meses los porcentajes. Las tres participan en el primer curso que Bridgestone imparte a través de B-Kanpus. La multinacional ha decidido poner en marcha, dentro de sus instalaciones, una escuela que forme a sus futuros empleados.

Y tras una primera edición, abierta a todo tipo de personas, se está llevando a cabo una segunda dirigida exclusivamente a mujeres. «Queremos fomentar su incorporación, ser congruentes con el concepto de empresa diversa», explica María Aldecoa, directora de RR.HH de la planta.

Cada una de las tres aspirantes es distinta, aunque todas ellas quieren tener un futuro común. Elghoubach lleva 4 años en España y en este tiempo ha trabajado en una ong y de contable. En su país natal trabajó en el sector automovilístico y sabe de mecánica. «Estoy muy contenta porque están cambiando las cosas y la mentalidad», reconoce.

A sus 47 años, Ana ha decidido abandonar el sector de la alimentación y probar suerte. «Pensaba que me iba a quedar grande, pero podemos con esto y con más», comenta. La tercera de ellas, Jaione Pino es tornera de profesión, aunque también ha trabajado como dependienta. Reconoce que la industria está «muy masculinizada. Entras y luego no es lo que esperabas». Por eso, le ayudó a dar este último paso la intención de la fábrica nipona de «modificar las cosas». «A ver si es verdad que va cambiando poco a poco y tenemos una oportunidad de trabajar en una empresa tan grande», resalta.

Apoyo

De momento, han sentido el «apoyo» de sus compañeros. «Hay un montón de aparatos que evitan coger peso, no es un trabajo físico», resaltan. Y es que, que las fábricas estén ‘restringidas’ a las mujeres, es todavía hoy en día una cuestión cultural. Son ellas las que rechazan de antemano colocarse en sectores en los que la presencia de hombres es mayor, a pesar de que la remuneración es más elevada que en otros empleos.

La fábrica de Bridgestone en Usansolo fue una de las pocas en las que hace años la plantilla era femenina. Influyó que allí se tejían las mantas de tela que se colocan por dentro de la cubierta. Sin embargo, a medida que se iban jubilando las operarias accedieron varones. Hace dos años se retiró la última de las veteranas y ahora se está volviendo a incentivar la contratación de esta parte de la población.

«La producción siempre ha estado vinculada a ellos. Es un tema social que no tiene explicación porque las chicas que se han ido incorporando están plenamente capacitadas. De igual forma que todos los hombres no son iguales, tampoco lo somos nosotras», comenta Aldecoa. «La industria tiene cosas muy nuestras como los relevos, trabajar los sábados por la noche, los vestuarios compartidos, etc, y siempre seleccionamos gente que ha trabajado anteriormente en este campo. B-Kanpus nos ha permitido abrir ese horizonte, formar a personas de otros sectores y entonces las mujeres tendrán más posibilidades», afirma Asier Ipiñaza, responsable de Excelencia.

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