En una sociedad donde la prisa manda, donde el trabajo parece absorberlo todo, a veces emerge lo esencial: la solidaridad. Borja Alonso y Óscar Sáenz, trabajadores de la planta de Basauri, dejaron atrás su rutina para viajar a Valencia, una ciudad golpeada por la catástrofe. Durante tres días, y tras informarse previamente de las necesidades más urgentes de la población local, llevaron mascarillas y material de limpieza cedidos por parte del personal, productos esenciales para comenzar a recomponer lo perdido.
En Valencia, no solo trasladaron material, llevaron presencia. Esa forma de estar que no pregunta, que no duda, que simplemente se ofrece. «Nosotros teníamos la posibilidad de hacerlo, así que no había más que pensar«, explica Oscar. Su gesto, pequeño quizá ante la magnitud del desastre, se agranda con su significado.